La lectura busca la dulzura de una vida bendita La meditación la percibe, La oración la pide, La contemplación la gusta. La lectura, por así decir, pone comida en la boca; La meditación la mastica y la rompe, La oración extrae su sabor, La contemplación es la dulzura misma Que alegra y refresca. La lectura trabaja en el exterior, La meditación en el fondo, La oración pide lo que anhelamos; La contemplación nos deleita en la dulzura Que hemos encontrado. —Guigo II, La Escala de los Monjes, III (siglo XII)
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